Todo principio de un acto moral es sustentado en la capacidad del hombre para proyectar las posibilidades que desencadenara en la realidad, las leyes de la causalidad sitúan la voluntad en el justo medio, es la voluntad el motor de acción del comportamiento humano, en este sentido no es posible la separación de acciones morales e inmorales, prefiero llamar instinto a aquellas que se fundamentan en la acción inmediata e innata y morales a aquellas que actúan bajo un estatuto establecido de acuerdo a las necesidades del régimen gregario propio del hombre. Si el principio de las acciones morales es la capacidad de proyección la existencia de toda idea moral debe ser a priori, la necesidad básica del hombre de un sustento metafísico a toda moralidad es entonces, por razón, necesario.

Sin una identidad consciente el hombre caerá victima de impulsos, de la barbarie, sin una duda que participe de toda decisión es inútil pensar en una moral valida, el hombre sin identidad crea un Dios que otorgue un motivo a la misma existencia y todo lo consecuente con ella, en cambio el hombre consciente de su identidad hace de Dios igual y participa de él. Precede el concepto a la materia.
La duda participa de todas las acciones morales.
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