viernes, 8 de noviembre de 2013

Pupila

Me despedí cortésmente, sonreí con insolente ironía, oprimí lo que me quedaba de orgullo en mi puño oculto. Me marche. Con aquel tal vez para siempre quedo lapidado aquel cariño, la palabra final de aquel fatal concepto transfiguro sus ojos y el eje verbal rompió, sin lugar a dudas, el vedado parnaso de su evocación.

Aquellos días de extravío sobre un iris desconocido con tu cráneo floreciendo en la playa cromática de un ajeno continente, la nostálgica premura de un ocaso de titánico espasmo, el matiz azulado de tu desnudes a través de un cristal sombrío…


Quiero de nuevo este sueño.