jueves, 27 de enero de 2011

El dia que te fuiste

Llovia y llovia, no habia parado de llover en tres dias. Los truenos, los rayos mismos caian del cielo como si fueran las espadas de los mismos arcangeles. Afuera, solo se oia el viento recorrer todo el lugar, mientras la lluvia hacia los estragos de siempre. Asomado en mi ventana, te vi derrepente entre esa inclemencia.

Tus ojos y los mios quedaron clavados por unos segundos, y luego, como si fueramos un par de lagartijas, nos escondimos cada quien en su agujero. Pero llamados por el instinto, nos asomamos por nuestras respectivas ventanas, con la timidez de los inexpertos.

De repente, como si hubiese sido ordenado, un rayo cayo ahi, en tu ventana. Los vidrios volaron en mil pedazos, y tanto de mi ventana como de la tuya, salieron los fuertes alaridos. Fuego en mi casa, fuego en la tuya, y los gritos de ambos mezclados.

Cuentan los vecinos que se veia correr sangre, cuales dos cascadas, de nuestros respectivos hogares. Yo no puedo recordar nada, que no sea el dolor en mis ojos. Sentia como si por la fuerza, me hubieran untado chile en ellos, pero conforme iba subiendo las manos, me dolia cada vez mas, hasta que llegue a ellos con un dolor tremendo. Note que habia algo punteagudo en ellos: era vidrio en mis ojos. Al llegar a la ambulancia, aun en medio de la lluvia pude percibir un delicado olor: un olor a perfume, mezclado con quemado. Perfume de rosas, y quemado de carne. Una chica gritaba. Gritaba diciendo: "¡Ayuda, ayuda!"...

La ambulancia se detuvo, parece que llegamos al hospital, tus gritos se diseminan al paso en que me van llevando en la camilla. Los doctores me han sacado los vidrios. Dicen que no volvere a ver. Pero pregunto por ti, por ti, la chica que vi en el ventanal.

Nadie sabe nada. Aqui en mi casa, solo oigo soyozos y el recoger de vidrios. No se estas viva o estas muerta, lo que se es que se que te perdi de vista, y desde ese dia tal como llegaste, tal te fuiste.

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