viernes, 22 de julio de 2011

Ses Baisers


Que lluvia más silenciosa, dactilar. 

Ápice de sed, ósculo cobalto que el trazo coloca sobre el asfalto vaporoso. Él, quien tu voz roba, soldado Ariel que te unge y danza… me abrasa el gélido vaivén. 

Te amo.

Han pasado contables momentos desde entonces, ninguno en verdad significante, nunca la blanca caldera apareció tan sombría, ojos de mártir renegado, que se apagan. 

Oh sopor... Frenesí, ilusión. 

Narices prodigiosas en incendiaria actividad, tacones al turrón, olor a sabana ¡sensual asquerosidad! Hedor crepuscular de la urbe sin memoria.

Soy un libro viejo, un trasto abollado, hay días…

Y es que cuando me arrancas lo haces de las sienes hasta la nuca, distal, espacial, espectral.

Con voraz triturar desaparece la sangre, hendida de besos. Y fría, la trémula succión del trocar, a tu belfo corolado, rocío perfumado, con humana magia imana. 

Tengo celos.

Tengo miedo.

Tengo hastío…
[Hambre
Ansiedad
Deseo]
Tengo pedazos. 

Luna insegura que fosforescente despunta, albura resonancia, hoy no debías venir, has errado tu fluctuar mirando suspenso al bermejo lobero. No hables, disfraza.