jueves, 4 de abril de 2013

Gula Protónica

Insulso sería comenzar diciendo que lo he intentado, mi voluntad se ha propasado, cómodo, con mis instintos satisfechos no he hallado sino el mundo –y me he asustado–, he fracasado, no puedo reconocerme, y si lo hago es cuando algo me nombra. Triste, que triste…

Salir a tientas de casa, el humilde sigilo que ofrece la urbanidad me mantiene escasamente cuerdo, aquellos pensamientos semanales de violencia y desatino se arrojan cada vez en un calendario más estrecho. No he vivido distinto. No deseo hacerlo.

¿Qué me gusta más, el vacío frió e inmenso de una mirada inamovible o la poca y cubica masa de un Ser? Dosis de serotonina caduca, dosis menores. Sí. Dosis…

Los vicios ya no son lo que antaño, esa época de cortesanas, que incluso había que conquistar, se han hilvanado. Estas putas de barrio vienen empaquetadas con todo y sus familias disfuncionales, seducen con las tetas y un somnífero aliento a cenicero.

¡Y tú! que no sé qué eres. Ni mujer, ni vicio contemporáneo, mi deseo, mi aplastante necedad. 

Me dejas sin más-
       como se debe-
                  como es debido.