sábado, 26 de febrero de 2011

CUANDO EL DOLOR ATRAVIESA UN BUEN MOMENTO...


Existen estados y obsesiones con los que no se puede vivir, experiencias tras las cuales se siente que ya nada puede tener sentido. ¿Por qué no podemos simplemente permanecer encerrados en nosotros mismos?
Ignoro totalmente por qué hay que hacer algo en esta vida, por qué debemos tener amigos, aspiraciones, esperanzas, sueños...¿No sería mil veces preferible retirarse del mundo, lejos de todo? renunciaríamos así a la cultura y a las ambiciones, perderíamos todo sin obtener nada a cambio, pero...¿qué se puede obtener en éste mundo?
Siento que me hallo al borde de la explosión a causa de lo que me ofrecen la vida y la perspectiva de la muerte. Siento que me muero de soledad, de amor, de odio y de todas las cosas de éste mundo.
Hay seres que se hallan condenados únicamente el veneno de las cosas, seres para quienes toda sorpresa es dolorosa, y toda experiencia una nueva tortura...¿existirá algún criterio objetivo para evaluar el sufrimiento?,¿quién podría asegurar que mi vecino sufre más que yo misma, o que nadie ha sufrido más que Cristo?

Poder sufrir sólo es una gran ventaja...

¿Qué sucedería si el rostro humano expresara el sufrimiento interior, si todo el suplicio interno se manifestara en la expresión?, ¿podríamos conversar aún?, ¿podríamos intercambiar palabra sin ocultar nuestro rostro con las manos?
La vida sería realmente imposible si la intensidad de nuestros sentimientos pudiera leerse sobre nuestra cara.
Nadie se atrevería a mirarse en un espejo, pues una imagen grotesca y trágica a la vez, mezclaría los contornos de la fisionomía con manchas de sangre, llagas permanentemente abiertas y chorros de lágrima irreprimibles.

(Mi naturaleza de ser humano me hastía profundamente, si pudiera renunciaría a ella profundamente...pero,¿en qué me convertiría?)

El espíritu no eleva, desgarra.

Sólo admiro a dos clases de personas:quienes pueden volverse locas en cualquier momento y quienes son capaces en cada instante de suicidarse. Únicamente ellos me impresionan, pues sólo ellos conocen grandes pasiones y experimentan grandes transfiguraciones. A quienes sienten la vida de una manera positiva, a aquellos seres para quienes cada instante es una certeza, quienes están encantados de su pasado, de su presente y de su futuro, sólo puedo estimarlos a secas...
¿Por qué yo no me suicido? porque la muerte me repugna tanto como la vida, no tengo la mínima idea de por qué me encuentro en este mundo.
Experimento en este momento una imperiosa necesidad de gritar, de lanzar un aullido que horrorice al universo. Soy una fiera con una sonrisa grotesca que se contrae y se dilata infinitamente, que muere y crece al mismo tiempo, exaltada entre la esperanza de la nada y la desesperación del todo, alimentada con veneno, abrasada por el amor y el odio, aniquilada por las luces y las sombras...

¿Cómo renunciar? ¿A dónde ir para no abandonar todo de golpe? (aunque ésa sea la única renuncia verdadera), ¿por qué no estallar?, ¿a caso mi única alegria no es la del caos, y mi mayor placer el impulso que me destruye?

¿No soy capaz de amar sin autodestruirme?, ¿soy un ser herméticamente cerrado a los estados puros?
, ¿contendría mi amor tanto veneno?

...
debo abandonarme completamente a mi frenesí, no volver a pensar en él para experimentarlo con el exceso más total.
¿Acaso no he combatido la muerte suficientemente?, ¿debo adempas soportar que el Eros sea mi enemigo?

¿Por qué siento tanto temor cuando el amor resucita en mi, por qué me entran ganas de aniquilar al mundo entero para detener el progreso de ese amor?
Mi desgracia consiste en que deseo ardientemente ser decepcionada para tener nuevamente razones de sufrir y huir, pues el "amor" revela nuestra degradación...
Quien ha visto la muerte enfrente. ¿Puede aún amar? ¿Puede morir de amor?



viernes, 25 de febrero de 2011


Grageas de felicidad en mi ser, hacen que la exitación sea mas prolongada y de mejor calidad, rayando en el punto de locura; donde el alma yace en espera de ti...para juntos volar a un regocijo en los aires fundiendo tu ser con el mio; dejando el mundo y todas sus pertencias en el olvido absoluto...

jueves, 24 de febrero de 2011

dia 1


Días transitados, llenos de una paz y un agetreo imposible de explicar, donde la risa rompe el silencio del llanto almacenado en los confines del alma, todo se encuentra encarcelado por los barrotes del recuerdo y la amargura que con tanta pasión abrazan nuestras almas; dejando solo los despojos del inútil corazón, que se ve destrozado después de los fallidos intentos por alcanzar aquello tan anhelado; y ahora la obscuridad lo cobija, dejando las huellas de que nunca nada surgio...solo el vacio de la decepción.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Autobiografico Capitulo 1


No podemos recordar aquella vez. Por más que lo intente, por más que te cuestione, la repuesta es siempre la misma.
Otro día igual de ordinario sucedió hoy.
Salí a la calle, como lo hago normalmente, con la esperanza de hallar tranquilidad mezclándome en el caos. La multitud dispersa e indiferente no notaria a un pobre diablo como yo, lleno de traumas, complejos y dudas, un ente vacio hace ya tanto tiempo que desaparece con facilidad, caminare por la calle T… Me paseare por todos los lugares de esta maldita ciudad que me recuerden aquello que deseo saber, entrare a comprar pastillas para el dolor en la botica, Pff… ¿pastillas para el dolor? Estúpido de mí, no hay cura para el dolor, sin embargo, me acerco decidido al mostrador y pido Ketorolaco de 30 miligramos con una seguridad tal que el dependiente me mira sorprendido y pregunta: ¿algo más? Que persona más ordinaria, ahí está con su vida perfecta preguntando a los demás que es lo que necesitan, gusano insignificante, cree su vida tan satisfecha que no entiende lo absurdo de su pregunta. Por fin me entrega mi droga y puedo largarme, olvidar su imagen y no volver nunca. Ya de vuelta a la calle intento tomar mis medicinas, hay algo que me lo impide, no sé que tanto mira la gente a los demás, en verdad no les importa alguien mas mientras no les sea útil, guardo en mi bolsillo derecho del abrigo la caja de pandora y camino hacia el parque. Todos parecen dichosos aquí, buscare un lugar solitario en donde sentarme y poder mitigar mi angustia con pastillas, han pasado 20 min y no he podido hallar el lugar adecuado, mejor me iré a casa.
Odio al portero, su gallardo porte inmaculado de harapos zurcidos cientos de veces, la forma en que mira a quien osa cruzar “su” puerta ¿cree acaso que está cuidando el parlamento o algo parecido? Si no se trata más que de un polvoso edificio a orillas de la ciudad, en uno de los barrios bajos que afaman esta urbe; llenos de putas,  drogadictos, abortos y requeridos. Cortésmente saludo a mi tan repulsivo bedel con la mirada; como siempre el patio es un espectáculo que denigra la condición humana hasta su mínima partícula, ignorándolo todo llego hasta mi apartamento, es el numero 17, el único con una puerta decente y una ventana que tiene cristales y no bolsas de supermercado adheridas con cinta canela, que a qué se debe, pues… alguna vez tuve sueños, creía poder pasar una vida placentera y distraída como los demás, pero tenía que hallarte carajo.
Cualquier persona cabal se negaría a entrar en esta pocilga; enfermamente limpia y ordenada, es preciso llegar a la cocina y servirme un poco de agua en mi vaso predilecto. Ahora estoy sentado en el sillón viejo que mi madre me regalo cuando me mude aquí, abro nerviosamente mi cajita de maravillas y pongo en mi boca aproximadamente unas 5 pastillas, disfruto unos segundos el amargo sabor de la cordura y ayudándome de un espeso trago de agua logro el cometido. Solo queda esperar que la ricina se disperse en mi interior. Hay una horrible mancha en mi pared, justo a un lado del apagador, son tus dedos marcados en mí pared, ha de llevar ahí aproximadamente unos 14 meses, cada que la veo me causa un coraje terrible, pero pierde su importancia mientras más tiempo la observo; igual que tu se desdibuja y se vuelve una nada en el hastío.
Repuesto de las molestias reumáticas decido ir al balcón a fumar un cigarrillo, mi balcón es deprimente de hecho, da hacia el centro del edificio, no hay nada para mirar, solo las entrañas roídas del coloso pedrusco, este vicio es inocente en realidad, me asesina mas el dolor y la morfina que compro legalmente que un simple cáncer latente en mi pulmón, es más ¿qué puede importarme algo como morir? Lanzare la colilla al patio del vecino, no creo note 3 cm de filtro en el porquero que llama “su hogar”, además tengo prisa.
De nuevo en la calle, son casi las 6, si me doy prisa podre encontrarme con el viejo R… en el teatro justo como lo he hecho durante los últimos 3 meses, prefiero apegarme a una rutina de platicas frívolas y puestas en escena que intentar vivir adecuadamente, ahí está mi tan mencionado personaje, es un viejo canoso de aproximadamente 60 años, de corte desgarbado una tez morena y el canoso bigote amarillento de tanto tabaco, creo poder describirlo un poco puesto que no hay nadie más en mi vida, además de mi casera, con quien llevar una “platica normal”, la una me pide con algo de lastima el alquiler y él se siente un poco mejor sabiendo que mi vida es mas ruin que la suya, el buen hombre siembra su estabilidad en mi miseria. Al salir ni siquiera me mira ya, ha satisfecho su deseo diario de hacerle el bien a alguien, así que pongo marcha atrás y camino por la calle mirando los faroles titilantes, siempre me tranquiliza saber que las llamas terminaran por extinguirse indiferentes, he nombrado cada una de ellas, me complace ver su muerte floreciendo en un cielo solo un poco más alto que el mío.
Soy una larva que se alimenta de lo que algún día fui y se llamo hombre tantas veces… cosas tan importantes no deberían de pronunciarse. Inmerso en mis pensamientos decadentes, humanos si prefieres llamarlos así, he llegado hasta tu puerta ¡que horrible sensación! Me consume el deseo y como siempre me paraliza el tiempo, nuevamente no he hecho nada de lo que me enorgullezca.
He llegado a casa, otro día ordinario y desgastante que no me explico.  

miércoles, 9 de febrero de 2011

Pasillo 16


Este latir ausente me parte ya el pecho, después de las ahora incontables horas que llevo aquí apartado no me quedo más que poner atención en lo único que me daba la certeza de estar, al menos biológicamente, vivo. Empezó ligero, sigiloso, ocultando su presencia de tus ojos que se esconden tras el vano cristalizado, pero lo has visto y no puede ocultarlo, ahora gusta de mostrase a costa de mí olvido, de que sea yo el devorado por el inmenso blanco.
Había decidido no prestarle atención el día de hoy, pero parece que ignorarlo es aún peor, ha causado tal estrepito que de las paredes vibraron y bueno… te vi, mientras pálida parecías preocuparte por mí, el sonido callo, fui feliz.
Al despertar nunca supe en donde lo había hecho, de pronto me miraste y con lágrimas en los ojos me abrazaste y dijiste: te amo, garrafal error.

martes, 8 de febrero de 2011

SINSENTIDOSENTENCIAJUSTODESVELO

Marmol espeso de nube piel devorada de cuervo luctuoso oda triunfante carmin voluptuoso que mi figura tu desvelo no asuste disforme inacabable aquel rezo piadoso que tu alma distrae sombra dormida de parpadeo intrigante sin versos con voces sofocantes metal en el aire sonido curioso atemorizante de campana de ola brava naufragio ruin Caliban traidor desorden galaxia lejana silencio estelar frio glacial sabor añejo delirio fatal errores sin faz llanto de infante silencio de madre la letra sin molde que tu silencio aguarde simple hastio Dios oculto del averno sinuoso vacio que el alma devora presto al festin las fauces enjuga en salvia viscosa que la vision turba el sueño del gigante que amanece a gotas el rocio hidrata la tierra negra de grietas fugaces cosnteladas noches de besos amantes

miércoles, 2 de febrero de 2011

Ausente


Un desvelo atrapado en el éter, ruidos silentes, miradas confusas y las suaves notas de un vibrar acelerado. Mareo repentino, es el véspido sincope que taladra mi corazón de morfina  ultraceleste, destilado de lunas rojas y besos de medusa que chorrean marinos al suelo mi vida ausente. Humor latente que escurre a la tierra, carmín puro, salvia fértil que la arcilla moldea. Y tú… aguda, me asfixias.