llevandome a un abismo de ignorancia, donde la Panacea aparente
es el néctar de tu alma.
Piedad! ten Piedad...suplican mis silencios
cuando las letras se agolpan en el torrente de
mi sangre, sacudiendo hasta el más profundo
ese pecado con forma que entrelaza mis deseos
y desencadena mis más viles sueños.
Me estremece el solo hecho de sentirme, de saber que a lo
que más le temo vive dentro de mi, y que jamás apartarlo
a la deriva, vulnerable a los ojos carroñeros que vigilan
esperando mi caer.
No queda más...solo los vestigios, el cuerpo roído desde el ser!
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