Este latir ausente me parte ya el pecho, después de las ahora incontables horas que llevo aquí apartado no me quedo más que poner atención en lo único que me daba la certeza de estar, al menos biológicamente, vivo. Empezó ligero, sigiloso, ocultando su presencia de tus ojos que se esconden tras el vano cristalizado, pero lo has visto y no puede ocultarlo, ahora gusta de mostrase a costa de mí olvido, de que sea yo el devorado por el inmenso blanco.
Había decidido no prestarle atención el día de hoy, pero parece que ignorarlo es aún peor, ha causado tal estrepito que de las paredes vibraron y bueno… te vi, mientras pálida parecías preocuparte por mí, el sonido callo, fui feliz.
Al despertar nunca supe en donde lo había hecho, de pronto me miraste y con lágrimas en los ojos me abrazaste y dijiste: te amo, garrafal error.
No hay comentarios:
Publicar un comentario