
Uno en el Otro. Extrañados, cual partículas reanimadas envueltas en vidrio, se miran.
Mudado el espacio, fantasmal en sus bocas, los rompe, y cada cosa, indeciblemente pequeña vive infinita un instante preciso, lejano.
Juzgue Diablo el trocado arcano que conjura el enigma de sus cuerpos en caricia, y muera presto el amor en su seno glorioso.
Que ellos, apartados en lo nuboso, en aquello inmemorialmente lapidado de piedad, en la entraña viva del estulto monolito de la humana Humanidad, se rozan, arden…se beben.
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